Zimbardo: las diferentes perspectivas del tiempo. Vídeos y reflexiones

Twitter mira al futuro, Facebook al pasado, decíamos hace un tiempo como síntesis de la orientación básica de cada herramienta. Lo suponemos también en nuestras relaciones personales. No sabemos muy bien los motivos, pero todos conocemos gente que se tiende a ocupar un extremos del contínuo presente-futuro, sin saber muy bien porqué.

Opto, en lo personal, por la frase que aprendía hace poco de un lector que comentaba en el blog: Subir a los hombros de gigantes (reconocer, respetar lo pasado) para ver mejor el futuro, lugar al que, según el test que realizo en la página del nuevo libro de Zimbardo, inexorablemente me oriento.

Publico a veces, cuando su valor es alto, cosas que me envían los lectores de El caparazón. Me ha gustado, así, tanto la síntesis como el trabajo que se ha tomado Vero (enlace a su blog) en subtitular el vídeo de Cognitive Media (la técnica, nueva e interesante, de dibujar, reflejar en imagen gráfica lo que se escucha, forma parte ya de la marca) .

El vídeo toma un fragmento del discuso de Zimbardo en RSA al respecto del título de este post: las distintas perspectivas del tiempo y cómo nos afectan como personas, culturas, sociedades, o (añado) redes sociales.

Cita buenos ejemplos, como el propio autor cita en el vídeo sobre el pueblo de sus ancestros, Sicilia, con una cultura principalmente enfocada en el presente hedonista y en el pasado que influye profundamente en su lengua: el dialecto siciliano no tienen conjugación verbal para el futuro.

Philip G. Zimbardo,  importante investigador del comportamiento, es reconocido a nivel mundial por sus trabajos en psicología social, en especial por liderar el famoso experimento de la cárcel de Stanford en 1971. Acaba de publicar “La paradoja del tiempo”.

Si todo esto os resulta atractivo no dejéis de ver el vídeo. Tampoco de tomar el test  Zimbardo Time Perspective Inventory (ZTPI), o el  Transcendental-future Time Perspective Inventory (TTPI), que confirmará la orientación que os suponéis al respecto de la vivencia del tiempo:

El vídeo nos dirige también, para ampliar, al trabajo de Levine, que en “La Geografía del Tiempo”, analiza el ritmo de la vida (Pace of Life) y cómo nos afecta. Propone, por ejemplo,  que el sistema educativo tradicional tiene una perspectiva enfocada en el futuro, muy diferente a la perspectiva de los jóvenes de hoy en día, enfocados en el presente. El resultado: en EEUU, cada 9 segundos, un niño/joven abandona la escuela.

Y no es extraño… según lo que él determina como la contradicción básica entre una realidad que ha revolucionado los antiguos conceptos del tiempo (todo es mucho más rápido ahora) y el sistema educativo: Un joven llega a los 21 años habiendo pasado 10.000 horas jugando a videos juegos, viviendo un mundo actual, con un rol activo, inmediato y emocionante. Por contra, las escuelas están  diseñadas para postergar las recompensas, para que mantengamos un rol pasivo, que se dice maduro, al postergar las gratificaciones para un futuro lejano.

En fin…. en eso mismo pensaba, en que a pesar de que se confirman en el test mis intuiciones acerca de ser “future-oriented” y de estar de acuerdo en que debemos revisar las concepciones del tiempo que transmitimos en educación,  no sé si tiene demasiado sentido defender una formación basada en la recompensa inmediata cuando lo contrario, interpretado como orientación al futuro, contribuye a formar la responsabilidad, la cooperación, la auto-confianza y otros importantes valores.

Tampoco lo cree así Zimbardo, a juzgar por el vídeo que podéis encontrar también en su sitio, recordando aquel fantástico Marshmalow test que presentábamos hace algún tiempo, esta vez  en relación a las teorías de la demora de la gratificación: los niños que son capaces de resistir la tentación de comer la golosina para conseguir el doble en un tiempo, están cultivando (si la recompensa se acaba efectivamente produciendo, añadiría, tema que en tiempos de crisis no siempre está tan claro) valores y actitudes vitales que no deben menospreciarse:

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