La generación de acero, la única esperanza posible

MarinaOvsiannikova

Quienes me seguís desde hace años sabéis que no era fácil minar el optimismo racional, argumentado, que siempre ha caracterizado mi discurso y el de este sitio.  Las redes sociales, la evolución de internet y el intercambio entre seres humanos que ha potenciado (sociedad aumentada, redes sociables, etc), habían de evidenciar la bondad, la prevalencia de los valores más elevados del ser humano, de la humanidad, como nunca antes en la historia.

Sabíamos y continuamos comprobando día a día que la paz, la solidaridad, el bien común, la democracia, la libertad, etc. no son los valores máximos del poder, de nuestros dirigentes, muchas veces vencidos por lógicas capitalistas y ególatras indestructibles. Internet prometía, no obstante, el micropoder de todos/as, que cada uno de nosotros se convirtiera en un micromedio de comunicación de masas, logrando cambiar valores y mentes en favor de unas éticas, las del pueblo, mucho más afines, de nuevo, a los valores humanos más nobles.

Parecía posible durante los primeros años de la red, culminando en un 15 de Marzo de 2011 apoteósico en España,  un Noviembre de 2011 casi utópico en Nueva York,  una primavera árabe, etc. cuando éramos muchos/as los/as ilusos organizando en las redes, celebrando en las calles que un nuevo sistema, un nuevo mundo era posible.

Temblaron gobiernos y estructuras estáticas, inamovibles en siglos y se pusieron en marcha todo tipo de mecanismos, desde el control de las redes por parte de corporaciones y gobiernos, hasta estrategias más sutiles como la cooptación, la puesta en marcha de aquella idea en la que “si no puedes con tu enemigo, únete a él” … y el monstruo capitalista transmutó a unos jóvenes activos y comprometidos con el cambio, en borregos adocenados detrás de líderes (influencers) empapados de olor a dólar.

La inercia autodestructiva siguió su curso… desde un cambio climático lento pero imparable, hasta males entonces olvidados y que nos han acechado durante los últimos tiempos: una pandemia improbable y sí… incluso una tercera guerra mundial como la que hoy asoma las orejas.

 

Pensaba en todo ello ayer, buscando una salida intelectual al pesimismo, un refugio mental ante la amenaza que vivimos…. y caí en la cuenta de aquello que tanto me gusta, desde siempre, analizar: los contrastes y contradicciones. ¿Puede haber algo más contradictorio que un meme en tik-tok en el que aparece alguien vestido de soldado, sonando bombas de fondo y con una metralleta riendo y bailando en actitud absurda?

Lo que demuestran ese tipo  de entradas en redes, tan numerosas como las mismas bombas que destruyen estos días los edificios Ucranianos, es la resiliencia de un pueblo, de una generación, de los jóvenes de un pueblo que, simple y llanamente, no entienden absolutamente nada de nada. Así que se ríen, aplican esa bendita muestra de la inteligencia humana que se llama sentido del humor, como toda mente humana hace cuando no entiende algo.

Buscando una solución al conflicto, intentando recuperar la fe en la humanidad, voy a centrarme en los factores que creo que pueden suponer lo que titula esta entrada: una nueva generación de Acero, ahora sí, capaz de cambiar el mundo. Necesitaría un libro entero para describir los superpoderes de estos nuevos héroes, pero me gustaría, solo por si consigo aportar un poco de esperanza, citarlos aquí:

 

(Editado 15 de Marzo, 2022. En la imagen, Marina Ovsiannikova,  antibelicista Rusa ahora detenida, ejemplo de la Generación de Acero)

#MarinaOvsiannikova

-El poder de la organización sin organizaciones, la capacidad de cada individuo, a través de sus redes sociales, sus micromedios de comunicación al mundo y una idea lo suficientemente potente, de movilizar a las masas. Era algo exclusivo de partidos políticos, entidades, instituciones y otros lobbies de poder en otras épocas, pero las redes sociales lo democratizan. En términos del conflicto actual, llevo semanas diciendo en redes que hacer que sigan vivas en Rusia posibilitaría la organización de revueltas potentes (la #russianrevolution que podría parar a Putin) y más difíciles de controlar por parte de las autoridades rusas.

 

 

-Los valores aprendidos en las redes sociales, a través de la autenticidad, la libertad y el contacto y soporte emocional entre minorías que han potenciado, consolidan la tendencia actual a que la población manifieste valores más elevados que los de sus dirigentes. Profundizaremos en ello en otra entrada pero vivimos hoy un extremo de ello. Así, parece evidente que el valor de la vida, el respeto a la vida del prójimo, no es uno de los valores que mueve a los dirigentes rusos en este momento.

 

-La información libre, la inteligencia colectiva: La publicación (con ejemplo paradigmático en Wikileaks) y difusión de las más variadas injusticias, la capacidad de filtrar información veraz, de forma colectiva, en foros, comunidades de internet (aunque se hable mucho de fakes, nunca hemos tenido la posibilidad de ser tan libres en cuanto a información se refiere, como ahora), podría contribuir a la formación de un criterio más sólido.

 

-El excedente cognitivo mostrado por la generación Gamer: Todo lo anterior constituía en 2007, época en la empezamos aquí a vislumbrar el potencial de las redes, la base para la esperanza. Ocurrían sin embargo, los mecanismos de cooptación de los que hablábamos más arriba, convirtiendo la promesa en hastío y decepción ante una generación de jóvenes que lidiaban con una “realidad rota *” alienándose en videojuegos y cegándose al brillo del dinero fácil.  Hemos hablado mucho aquí de las capacidades que entrenan los videojuegos y la participación temprana en redes sociales. Imaginemos el potencial de todo el talento construido organizando o participando en equipos, ejerciendo de héroes y salvando mundos, durante tantísimas hora entrenadas en los videojuegos, de nuestros jóvenes, si les permitiéramos reparar este mundo que se nos cae en  pedazos…

 

-La responsabilidad aprendida durante la pandemia:  No se piensa en cambiar el mundo, sin embargo, si se sabe un cometido lejano en el tiempo, responsabilidad de los mayores, si no se tiene la responsabilidad, un poco las riendas del futuro de todos.  Y sí, les hemos cedido las riendas, aunque solo sea un poco, durante la pandemia, desarrollando de forma más temprana que nunca los mecanismos  evolutivos de la responsabilidad. Les hemos requerido y necesitado,  cuando nuestra escasa pericia con las herramientas lo ha precisado, para conectar con los mayores confinados y aislados en residencias y hospitales, les hemos pedido y agradecido que renunciaran a salir de casa con sus amigos, a socializar, a ejercer su juventud en favor de la salud de los mayores, del bien común.

 

-Y además no tienen miedo, son resilientes: Consecuencia en parte también de la pandemia, creo que se trata de una generación de Acero, precisamente por ser capaz de neutralizar el miedo. Con sentido del humor y compartiendo, como hemos visto al principio de esta entrada cuando hablábamos de bombas vs. memes o siendo capaces, directamente, de seguir viviendo el día a día sin alarmismo, los jóvenes actuales y los que están por venir han crecido aprendiendo a dominar los miedos esenciales del ser humano a la enfermedad, a la muerte. Considerando, como lo hago en la esfera más privada, que el sufrimiento es una escuela extraordinaria de vida, estamos ante una generación emocionalmente más valiente (resiliente si queréis), más preparada que muchas de las anteriores para cambiar las cosas.

 

Olvido, seguro, algunos factores más de los que configuran la que creo que podemos llamar, desde ya, Generación de Acero, pero considero que, solamente con la suma de los presentados, deberíamos albergar fuertes motivos para la esperanza.

Hay que mirar arriba, si me permitís el paralelismo con la interesante película (*), para identificar las amenazas, los problemas que, día a día más graves, no paran de acecharnos. Pero es al lado, a nuestros iguales, a nuestros hijos, a nuestros jóvenes, a nosotros mismos, donde hay que mirar si queremos encontrar la solución.

 

* Reality is broken (2011), Jane  Mc Gonigal sobre cómo los videojuegos nos hacen mejores y sobre cómo podrían cambiar el mundo.
* No mires arriba (2021), sobre la manipulación mediática y política para que no veamos la realidad.

 

(Publicaremos en breve en el canal de Youtube el equivalente audio-visual a este posteo.  Por si pensáis en suscribiros, dejo allí resúmenes de noticias, actualidad y reservo el blog para reflexiones, a pesar de que comparto en ambos canales lo que voy publicando)

 

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3 comentarios en “La generación de acero, la única esperanza posible

  1. Me interesan muchos estas reflexiones (que prefiero leer aquí que mirar en vídeo) sobre los motivos para el optimismo ya que últimamente se ve demasiado la parte negativa (bajada brutal de conocimientos y compromiso social) de los jóvenes, sobre la que me gustaría saber qué piensas

    1. Laura, creo que existe una fuerte polarización entre un sector joven crítico, con muchos conocimientos y otro alienado en el sentido que comentamos en el artículo. Sobre el compromiso, Marina en Rusia, muchos/as en Ucrania, son ejemplo de esta generación de acero. Deberíamos pensar, aún así, en cómo motivarles y empoderarles aún más para ser agentes activos del cambio que necesitamos. Confío en ello. Un abrazo y gracias por el comentario :)

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