El poder amplifica lo peor y lo mejor de nosotros mismos
Lo hemos escuchado en numerosas ocasiones: el poder corrompe. Lo confirmaba incluso el famoso experimento de la prisión de Stanford en el que se repartían los roles entre guardias y prisioneros para comprobar cómo de fácil era para los primeros llegar al abuso de los segundos. Pues bien, parece que no es así según una…